La popó como un indicador de la salud digestiva de tu bebé
A pesar de que tu bebé no habla, se comunica contigo de muchas maneras.... Más informacion
Habitualmente tu bebé está sano y feliz, pero hay momentos en los que se pueden presentar alguna de estas dos situaciones con sus complicaciones. Sin embargo, no te preocupes antes de tiempo ¡mejor conócelas!
De un lado de la balanza tenemos al estreñimiento, que es cuando tu bebé tiene heces muy duras, hace popó con una menor frecuencia o tiene dificultades para expulsarlas. Esta situación es relativamente común en los niños de todas las edades, pero es más recurrente durante el primer año de vida, cuando están en entrenamiento para dejar el pañal o empiezan a ir a la escuela.
El estreñimiento se puede desarrollar por diversas causas como la alimentación, específicamente la falta de fibra en la dieta, el uso de medicamentos, poca actividad física, enfermedades o trastornos. También se puede presentar cuando tu pequeño tiene mucho estrés, si ha tenido experiencias previas dolorosas al expulsar las heces o cuando no está listo para dejar el pañal.
Se debe de recalcar que ningún niño es igual, por lo que no se puede definir un parámetro único en cuanto a la cantidad de veces que debe de hacer popó al día, además pueden variar. Sin embargo, existen algunos indicios comunes que llegan a notarse cuando hay estreñimiento como la dificultad para ir al baño, dolor en el abdomen o una popó dura o con apariencia no adecuada.
Del otro lado de la balanza se encuentra la diarrea, que es cuando el bebé tiene deposiciones frecuentes que son sueltas o acuosas. Esta es una situación recurrente y se calcula que en promedio se llega a presentar en los bebés por lo menos dos a tres veces al año. La diarrea generalmente tiene un carácter infeccioso, los bebés y los niños pequeños son más vulnerables debido a que se encuentran en proceso de fortalecer su sistema inmunológico. La diarrea también se puede manifestar por la deficiencia de algunos micronutrientes, por alergias alimentarias, intolerancia a la lactosa, entre otros.
La diarrea puede ocurrir de repente, por lo que es importante identificar síntomas y no considerar como normal entre 10 a 15 deposiciones al día, popó líquida, acuosa o mucosa. Recuerda que la diarrea ocasiona rápidamente deshidratación en los niños y esto es riesgoso para la salud de tu bebé. Es fundamental mantener una buena hidratación para reemplazar los líquidos perdidos con agua hervida o sueros rehidratantes recomendados por el pediatra.
En la mayoría de los casos cuando se presenta el estreñimiento o diarrea, se logran solucionar con modificaciones en la dieta y educación o prácticas de higiene en los casos de diarrea infecciosa, pero es importante consultar al pediatra para que te asesore y te ayude. Recuerda que la clave para mantener la buena salud digestiva de tu bebé es el equilibrio entre su alimentación, una ingesta de líquidos y fibra correcta, actividad física y poner atención a las señales que podrían indicar si algo no está bien.